Presentación:

« Las palabras con las que nombramos lo que somos, lo que hacemos, lo que pensamos, lo que percibimos o lo que sentimos son más que simplemente palabras. Y por eso las luchas por las palabras, por el significado y por el control de las palabras, por la imposición de ciertas palabras y por el silenciamiento o la desactivación de otras, son luchas en los que se juega algo más que simplemente palabras..»

Jorge Larrosa

jueves, 20 de marzo de 2014

Infernal

E
l día había sido más duro de lo normal, el trabajo, los niños, la gente en las calles, todo se había combinado para que el agobio le pesara como una monumental carga.

Tomo una ducha caliente, tratando de que cada gota en su recorrida arrastrase algo de su saturación. Luego, se preparó una infusión de hierbas, cuyo aroma completaba la suave penumbra de su habitación, invitándolo al sueño. Casi había sucumbido al primer pestañeo profundo, cuando ese ruido chirriante lo trajo de nuevo al mundo material, tan pronto como el sonido de una vajilla al estallar contra el suelo. Inconscientemente trato de obviar aquel disturbio, sin darle más importancia que la de un hecho aislado. Pero aquella sinfonía del infierno estaba muy lejos de su final, ubicándose más bien en el preludio, otra vez cryp, cryp, cryp... Prendió la luz de la habitación, y de pronto el sonido ceso por completo. Apago las lámparas y una vez más, traído de las alas de mil demonios, cryp, cryp, cryp... No solo encendió las luminarias de las que disponía, sino que empezó una frenética búsqueda, moviendo, arrancando y arrojando todo cuanto se interpusiera en su paso, pero melodía luciferina seguía y seguía, inútil era encontrar su fuente emisora. Cerro con un golpe la puerta de la habitación, tratando de encerrar a aquel brutal enemigo, y se trasladó al estar, tomando posición en el mullido sofá, quien oficiaría en la contingencia como lecho. Se entregó por fin al descanso tan ansiado, ubicándose con la mirada puesta en la puerta de entrada. 
Imagino ahora, un ejército de demonios chirriones, que se movían en prolija formación tomando terreno hasta su dintel, decididos por completo a reivindicar a su emisario. Se tomó el rostro con ambas manos avergonzado por darle rienda suelta a su imaginación. Se dio media vuelta y a los pocos minutos, entraba en un sueño profundo. Cryp, cryp, el sonido por miles invadía ahora toda la casa.

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