El argumento ontológico o a priori, que afirma que la idea
de Dios está implícita en la idea que el hombre se hace de él como perfección
suprema, la demostración cosmológica, que se basa en la necesidad de una causa
primera, y la fisicoteológica, a partir del orden del mundo que postula un
ordenador.
Luego de un breve y doloroso preludio, cuando debía terminar
la función y mi ser dejar de ser, descubrí que no había llegado el final.
Me invadió una inmensa alegría al saber de un futuro, pero
duro menos de lo que hubiera deseado, ya que el júbilo dio paso al asombro.
¿Quién no se sorprendería?, todos esperamos que el juicio
final sea llevado a cabo por el Señor, un único magistrado, una única
conciencia. ¿A quién se le ocurriría pensar que el caso lo decidiría un cuerpo
deliberante?
Me pregunto esto y sobre el pucho, me respondo, pero claro
que se podría pensar, debería haberlo hecho, está implícito y hasta es lógico,
¿cómo un ser supremo no se daría cuenta de lo imperfecta que es una autoridad
única?, de lo rico que puede ser el debate, de que no existe justicia en la
unicidad.
Pero claro, sigo reflexionando, fuimos creados a su imagen,
y Él es el supremo creador, no sería así si no confiara en su obra y
compartiera su poder, quienes mejor que nosotros y él para enjuiciar.
Me exalta esta verdad, debí inferirla al menos, debí haberla
previsto, en las lecturas sagradas, si allí casi está escrita, pero ahora debo
tranquilizarme, debo dar alegato, ahora se ante quien, de eso no hay duda, mas
ahora lo pienso y me invade nuevamente la duda, otro dilema, tendré que dar
cuentas, ya lo sé, pero…¿sobre qué?
Bien Leo, original. Me queda una duda ¿esa asamblea está integrada por un número par o impar...? Si fuera par y hubiera empate, desempata el Jefe o uno queda en situación indefinida... Un abrazo
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