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alleció
a las 18:56 hs., el documento de defunción se había hecho un día domingo, Juan José
Burgos, 38 años. Casado. Accidente en la vía publica.
El
solo sintió frió, y un vació inmenso.
De
repente fue la luz, una luz inmaculadamente blanca que lo cegaba, poco a poco
sus ojos parecían acostumbrarse y fueron percibiendo formas oscuras, que se trasformaron
en objetos de claros contornos y brillantes colores.
Se encontraba en una
habitación colorida, de medianas dimensiones, amoblada en forma minimalista
como un estar.
Se
sentó el mullido sofá, y recorrió cada detalle de su alrededor, por fin una proyección
holográfica se hizo presente en el centro del cuarto, y lo saludo cortésmente,
luego de lo cual paso a darle una breve y sencilla explicación del proceso de
trazado y recuperación de la mente humana al que se le había sometido minutos
antes de su defunción, como así también las reglas básicas de la simulación en
la que se encontraba.
Hacia
ya más de una década que se había perfeccionado el proceso por el cual, toda la
información y las conexiones sinápticas del cerebro podían leerse y
recuperarse; luego de lo cual se cargaba a este individuo digital en una
simulación activa, de la que ya se contaban tres generaciones.
La proyección termino, se
tomo unos minutos para poder entender su nueva situación, miro sus mano
derecha, observando cada detalle, era difícil creer que no existía
materialmente, pero ¿eso importaba ya?
Abrió
la puerta, y se dirigió a su jardín de un verde perfecto, acaricio el césped con
suavidad percibiendo su textura al tiempo que el fresco aroma llega a sus fosas nasales.
Levanto
la mirada hacia el camino y vio un grupo de personas que lo saludaban, sus
rostros le eran familiares, se levanto presuroso a encontrarse con su nueva
vida…
Muy interesante Leo, me quedé con ganas de más ¿sigue...?
ResponderEliminarMe parece un tema apasionante. Yo también quiero más... Un abrazo.
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