No
era su costumbre visitar, ni consultar brujas, pero su amiga insistió en que la
acompañara y no quiso decepcionarla. No creía en esas cosas, su mente racional
se negaba a creer que todo estaba determinado y más aun que alguien tenga la
habilidad de ver el futuro dibujado en las líneas de la mano.
Llegaron
a la antigua casona y tomaron su lugar en la salita, estaba atestada de gente,
algunas vecinas de barrio, pero la mayoría señoras pomposas acompañadas por
alguna empleada, algún nieto o incluso algún amante.
Poco a poco el recinto se
fue despejando, proporcionalmente al crecimiento de su fastidio, se preguntaba
una y otra vez porque había aceptado venir, mientras usaba su teléfono para
contestar correos de su trabajo.
Por
fin la cortina se corrió y una mano los llamo a entrar, en el umbral de la
puerta apareció un rostro curtido por el tiempo, de entrecejo severo y voz
ronca, - ¡Uno a la vez! Dijo poniendo sus largos dedos marchitos en el medio de
su pecho. Sintió un golpe de agua helada, retrocedió y se sentó a esperar.
Minutos
después, su amiga salio mirando el piso, sin fijarse si quiera en el, su cara
tenia un semblante devastado.
Otra
vez la mano se asomo por el cortinado, esta vez lo señalo. Lentamente, mirando
hacia atrás y a los lados se dirigió a la habitación contigua.
La
vieja mujer estaba sentada, mirando hacia abajo, respiraba entrecortado. Tímidamente
ocupo la silla vacía frente a ella, puso las manos sobre la mesa y al momento
fueron atrapadas por esos fríos y añosos dedos. Se dejo hacer, poco a poco su respiración
seguía el ritmo al de aquella mujer.
De
pronto, la bruja empezó a musitar algunas palabras ininteligibles al principio,
ya que sus labios parecían pegados, mas luego pudo entender. - Te ofrecerán un
viaje, que no aceptaras, no busques más respuestas o te arrepentirás.
Llego
a la oficina temprano, como siempre, y el día de trabajo transcurrió con
normalidad. Poco antes del horario de salida su jefe lo llamo por el interno,
-Te necesito en mi oficina antes de que te vayas.
Golpeo
la puerta entre abierta, -Adelante, toma asiento por favor; le dijo su jefe
mientras acomodaba una pila de carpetas que tenia sobre el escritorio.-Necesito
que te encargues de la póliza de Alonso, hay que llevársela como siempre y hacérsela
firmar.
De pronto recordó lo
acontecido el día anterior, y no sabia si se estaba negando a hacer el viaje
por lo que se lo había dicho aquella
vieja o si era por la razón lógica, Alonso era un viejo carcamañas que vivía en
las afueras y cualquier pinche de temporada podía hacer el trabajo, el tenia
cosas mas importantes que hacer.-Esta bien, me ocupo, pero me parece mas
adecuado que vaya el novato, es preciso que se empiece a foguear. Una risa en común
cerró el acuerdo y la conversación. Sin embargo, no olvido que lo predicho por
la anciana se había cumplido, ¿como podía ser? Pensó en eso todo el viaje a
casa.
Al
llegar, llamo a su amiga, estaba preocupado por ella, no lo había esperado y no
sabia nada de lo que había pasado en aquel cuarto, que le había dicho la
profetiza y porque había salido así.
Del
otro lado del teléfono, una voz llorosa lo atendió luego de varios intentos.
–Me quede preocupado, ¿Por qué no me esperaste? ¿Estas bien? – No puedo
hablarte, ni ahora ni nunca mas, no me busques, no vengas a casa…-Pero ¿Qué pasa?,
no hubo respuesta, ella había colgado.
No podía dejar las cosas así,
todo esto le parecía ridículo, se cambio de ropas, y salio presuroso, hacia la
casa de su amiga.
Estaba
en la vereda de enfrente, cuando vio que la vieja bruja salía de la casa de su
amiga, cubierta en una manta de seda, dejando la puerta entreabierta.
Lo
que sucedió luego, paso en solo unos segundos aunque la escena parecía durar
mas tiempo, todo sucedió simultáneamente, él salio corriendo para
interceptarla, tropezó con un adoquín de la calle, y mientras caía, la vieja
volteo y sus miradas se cruzaron, una frenada brusca, el impacto, su cuerpo que
caía y rebotaba en el empedrado, la sangre que brotaba de su cabeza cubría su visión,
la mujer parada junto a él, su mano fria tomándole la frente, corridas,
sirenas, los ojos que se le cerraban, la vida que se le escapaba en cada
respiración entrecortada, la voz, esa voz ronca y seca, -Se lo advertí, no
busque mas respuestas o se arrepentirá …
No hay comentarios:
Publicar un comentario