“Habían atravesado la capa de nubes y un sol radiante bañaba todo el interior del avión”.

Trataron de confortarse, la madre patria los cobijaría, después de todo el país que dejaban había recibido a sus abuelos en el peor momento, y antes que eso había financiado con sus recursos tantas crisis del viejo continente. Quien se atrevería a negarlo y cerrarles la puerta.
Se aferraron a los pasaportes sudacas mientras sus lágrimas los bañaban de realidad, los esperarían como parias, pero la decisión estaba tomada, no había vuelta atrás.
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