Presentación:

« Las palabras con las que nombramos lo que somos, lo que hacemos, lo que pensamos, lo que percibimos o lo que sentimos son más que simplemente palabras. Y por eso las luchas por las palabras, por el significado y por el control de las palabras, por la imposición de ciertas palabras y por el silenciamiento o la desactivación de otras, son luchas en los que se juega algo más que simplemente palabras..»

Jorge Larrosa

lunes, 1 de septiembre de 2014

Encuentros

R
ecorría las veredas al amparo de los añosos árboles, que en estos días mezclaban el ocre con un verde naciente, sin preocupaciones, tomándose el tiempo para disfrutar de cada fragancia que le acercaba la brisa fresca de la tarde.
Llego al bar y tomo una de las mesas que daba a la calle, no podía recordar desde hace cuánto lo visitaba, pero allí sentía a flor de piel reminiscencias de un  pasado olvidado. No sabía si era el mobiliario, la ambientación de los años ochenta, o el aroma que desprendían los granos de café recién molidos, pero era sentarse en esa silla ancha de madera y volver a casa.
Mientras tomaba su infusión, la vio cruzar la calle, su melena morena acariciada por el viento, dejaba entrever con cada movimiento esos faroles de un marrón incandescente.
Verla caminar sobre esos finos y largos tacos, era ver en su máximo esplendor y balance a un cuerpo en sobras, cuyas delicadas curvas llamaban a recorrerlo.
Salió rápidamente a cruzarla, le sonrió y la invito a sentarse. Ella le devolvió la sonrisa inclinando su cabeza de lado, como en una sorda pregunta de un -¿Te parece?
Enfrentados en la pequeña mesa redonda, a casi un palmo de distancia, la cautivaba con palabras  y miradas profundas, que lo desnudaban ante tal belleza. Ella solo escuchaba, con su contemplación en otro tiempo. Pronto una lágrima recorrió su mejilla, se levantó y con una caricia eterna se fue.

No podía creer, haberlo encontrado así, en el mismo lugar de siempre, donde habían compartido horas eternas de encanto. Otra vez, él no podía recordarla, era como un extraño. ¿Intentaría otra vez revivir sus recuerdos? Dudo, no estaba segura de poder reponerse otra vez al fracaso.
Pronto se vio reflejada en sus pupilas, escuchándolo como antes, presa de sus frases, de sus promesas. ¡Qué triste historia!, ese amor se había perdido con su memoria y cada vez que se encontraban, todo volvía a empezar.

No lo soportaba, una lágrima más, esta era la última.

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