Buscaba empleo como tantos otros, si bien no
era ambicioso, ponía especial énfasis en aquellas ofertas en las que el
esfuerzo quedara marginado de los requerimientos, no por vagancia, ni por
flaqueza, sino porque había de algún modo adquirido un cansancio crónico.
Ese aviso en particular, llamo de inmediato mi
atención, no porque me pareciera una oportunidad interesante, sino que lo
llamativo era justamente lo engañoso de su redacción, a tal punto que me era
imposible determinar cuál era el puesto a cubrir.
Ese día me levante muy temprano y me prepare
como para asistir a una entrevista, ni muy formal, ni de entre casa, nada
sobresaliente, pero si con ropa de poco uso. Tome el transporte público y
llegue a la capital del país, con tiempo suficiente para disfrutar un café en la esquina del lugar de la cita.
A las ocho en punto me presente y fui recibido
por una amble señorita que se auto título “Assistant
Chief Executive”. Luego de una breve espera, me condujo hasta una
gran oficina donde quien oficiaría de anfitrión era un joven de poco más de una
veintena, quien dijo ser “Head of human
resources analyst”. Debo reconocer que su manejo de la verba era
impecable, ya que en la media hora larga que duro el encuentro me deleito con
el más variado léxico posible, eso sí, sin aclararme en ningún momento a que se
dedicaba la empresa que representaba, ni que requisitos debía cumplir el
candidato a ocupar la vacante que se ofrecía.
Pocos momentos después, tomábamos el ascensor
y nos dirigíamos al piso 12, allí en un estar con varios cómodos sillones,
había otros 10 candidatos como yo, todos muy concentrados en completar
formularios. Tome mi lugar y revise la papelería, dándome pronto a seguir el
proceder de los demás, en estas situaciones uno tiende a imitar a la mayoría,
dejando para otra ocasión los destellos de individualidad.
Había, pasado una hora más, cuando se hizo
presente otro sujeto, totalmente clavo, quien dijo ser “Senior Assistant Head of management”, de evidentes
habilidades discursivas también, nos brindó una charla de unos cuarenta
minutos, arengándonos a sentirnos dichosos si al final de la jornada se decidía
nuestra incorporación. Otra vez se me exceptuó de conocer tanto fines de la
organización como requisitos para la selección.
Bajamos ahora al piso 8, contaduría, y allí
esperamos otra vez, unos veinte minutos más, cuando hizo su aparición el “Master Chief accountants”, si
bien este personaje parecía más bien callado, sus palabras eran justas y
directas, sin altisonancias. En poco tiempo, nos explicó que se nos entregaría
un sobre, en el que se daría cuenta de la propuesta.
Demás está decir que mis expectativas como las
del grupo habían llegado al máximo, que ya habíamos perdido la compostura y habíamos
olvidado el espíritu de competencia propio de la situación.
-¡Excelente!, -Justo lo que buscaba. -¡Que oportunidad!
Eran algunos de los comentarios que oí.
Dentro del sobre de color madera, en un papel
de fina calidad, se encontraban estas líneas:
Usted ha sido
seleccionado para formar parte de nuestra excelentísima empresa, company
for corporate quality improvement, luego de un exhaustivo examen preliminar, podemos determinar que sus
capacidades son las necesarias para ocupar el cargo de “junior's section chief”. Este cargo requiere de una capacitación
inicial a cargo del futuro jefe, por lo que deberá depositar en nuestra cuenta
la suma de $ 5000 (pesos cinco mil) los que serán reembolsados una vez que
empiece a desempeñarse en su futura oficina en concepto de acciones de la que a
partir de ahora será “su” compañía. Bienvenido y a trabajar.
Luis coruptelli –
Head communications analyst
¡Muy bueno Leo!!! De cuando la realidad supera a la ficción. ¡Felicitaciones!!!!
ResponderEliminarJajajaa!!! Chin, Pum!!! Me río para no llorar... Más claro, imposible. Bienvenido al mundo del "business te hago la manganeta" Muy bueno, Leo!
ResponderEliminarIncreíble! Muy bueno el cuento. Pero a eso estamos llegando. Qué pena de mundo...
ResponderEliminarJose, Bee y Julie, muchas gracias!!!
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